Judith Cervantes Herrera es una joven policía que nos abre las puertas de su intimidad y nos explica su experiencia en un cuerpo donde la representación femenina no supera el 20%.
Al fin mujer ¿Cuándo decidiste que querías ser policía? Y al hacerlo, ¿encontraste alguna dificultad personal, física o social para llevar a cabo tu deseo?
La verdad es que yo solo tengo 30 años, y cuando entré tenía 25. Para las de mi generación ha sido mucho más fácil. Mi madre es policía también, de las primeras en entrar al cuerpo, y aunque sus tareas son más administrativas, sí es cierto que muchas veces me ha contado anécdotas de hombres y superiores que les ponían las cosas muy difíciles. Hace 20 años creo que era muy difícil que una mujer se incorporara de repente en muchos trabajos hasta entonces considerados de hombres y se aceptara con total naturalidad. Creo que las nuevas generaciones lo tienen mucho más fácil, los cargos y responsabilidades cada vez se van equilibrando más en cuestiones de género, y en unos años podrán promocionarse con las mismas oportunidades.
Al fin mujer ¿Las pruebas para acceder al cuerpo de policía son las mismas para hombres y mujeres?
Las pruebas sí son las mismas, lo que es diferente son las puntuaciones mínimas y máximas de algunas pruebas físicas, algo que no me parece nada mal, ya que muchas veces la fuerza y resistencia de una mujer puede no ser igual a las de un hombre. Que esto se tenga en cuenta no tiene por qué ser algo negativo, pues no corresponde a un acto de desigualdad sino de adaptación a una realidad.
Al fin mujer: ¿Cómo es el trabajo de una mujer policía? ¿Dirías que existen diferencias en cuanto a las tareas o funciones que se os asignan y las que se asignan a los hombres?
En realidad cada cuerpo tiene su propio funcionamiento. Yo puedo decir que me he sentido muy cuidada en los tres destinos donde he trabajado hasta hoy, y que jamás he tenido un problema grave por ser mujer ni con los ciudadanos ni con los que han sido mis compañeros. Sin embargo hay ciertos aspectos más pragmáticos que si considero que me han influenciado, como el hecho de haber tenido que participar en la mayoría de actuaciones precisamente por haber sido la única mujer que estaba de servicio en esos momentos, lo que no me desagrada en absoluto, pero sí considero que se debe más a la necesidad de una figura femenina en los registros que a otros aspectos más organizativos.
Al fin mujer: Cuéntanos, ¿tienes alguna anécdota curiosa que quieras compartir?
Bueno, así de pronto creo que lo poco que recuerdo es del pueblo donde fui destinada por primera vez. Era muy pequeño, no llegaba a 20.000 habitantes y no estaban acostumbrados a ver mujeres de uniforme. De hecho el vestuario era mixto (te estoy hablando de hace 5 años solo) porque la comisaría era muy pequeña y no había espacio real para crear otro vestuario. Las mujeres mayores del pueblo estaban encantadas de mi presencia, venían a la comisaría a traerme pasteles y postres casi a diario y me trataban como la “nena” del pueblo. ¡Hasta me traían jerséis de punto!
Al fin mujer: ¿Crees que se tienen en cuenta las necesidades y las situaciones particulares de la mujer en la policía? Me refiero por ejemplo a temas como el embarazo.
Pues la verdad es que existe una ley de prevención de riesgos laborales que yo considero muy acertada. Cuando hay conocimiento del embarazo pueden proponerte que en vez de hacer servicios exteriores te destinen a servicios interiores, donde las tareas son más administrativas y por lo tanto menos peligrosas para ti y para el bebé. También si lo queremos nos pueden cambiar la ciudad de destino y optar por lugares más tranquilos o cerca de nuestras familias, y una vez agotado el permiso de maternidad (que también es de 4 meses como para todo el mundo) nos permiten que solo trabajemos en turnos de mañana/tarde y no por las noches.
Al Fin Mujer: Y en cuánto a la conciliación familiar-laboral, ¿cómo es?
Pues muy difícil la verdad, como en muchos trabajos, pero existen comisiones dentro de los diferentes cuerpos que luchan por unas condiciones mejores, y esperamos que algún día este aspecto pueda cambiar. Hacemos turnos muy largos y rotativos, y además la mayoría vivimos fuera de la ciudad donde trabajamos. Esto dificulta muchas veces llevar la vida familiar que desearíamos.
ENTREVISTA FINAL